Jose Antonio Santana, misionero claretiano, lleva 45 años en Venezuela y nos cuenta lo que ha significado para él "Salir de tu tierra".
Hola, amigos en Cristo. Soy un sacerdote nacido en La Isleta, hace ya 76 años. Me preguntan el porqué " salí " de mi querida Canarias. Les cuento: Mi mamá falleció cuando tenía dos años . Mi abuela Luisa se preocupó de enseñarme las cosas de Dios. Ella me me llevaba siempre "a la misa del alba". Camino hacia la iglesia de la Virgen de la Luz había una panadería. Yo al pasar junto a ella, sentía deseos de ser panadero. Lo mismo que aquellos hombres que pasaban la noche haciendo el pan, yo quería amasar y cocinar el pan para que no les faltara a nadie el pan de cada . Todavía era un niño, cuando, estando de vacaciones en Teror, pasé junto a una escuela situada al final de la Alameda; en ella contemplé a un maestro que con cariño enseñaba a unos niños. Me gustó mucho lo que hacía y pensé ser maestro como él, para ayudar a los niños , a los jóvenes y a todas las personas; deseaba que conocieran al Dios que es nuestro Padre y pone en nuestro corazones cosas lindas, como el amor y el deseo de servir a los demás. Cuando tenía once años mi papá, falleció y mis hermanos me inscribieron en el Colegio Claret. Allí conocí a los Misioneros Claretianos. Eran muy simpáticos y cercanos: Yo pensé quiero ser uno de ellos, quiero ser como Claret: MISIONERO.
Sin darme cuenta, se cumplieron mis dos deseos de niño. Después de estudiar varios años en la Península me destinaron a la Octava Isla Canaria: VENEZUELA, que es mi otra patria querida. A mi hermana Carmela, fallecida el pasado 25 de diciembre, siempre le compartía: el misionero en cualquier lugar del mundo encuentra una nueva familia.
Me dicen que les invite, niños y jóvenes a "salir de su tierra". Mi papá, Domingo Santana, era marinero y yo desde pequeño me acostumbré a sentir que más allá del Puerto de la Luz, había otros sitios, otros lugares a los que se podía llegar para pescar. Para mi era un reto "el salir mar adentro". Por TVE Internacional veo el Programa "Tenderete" y me siento feliz cuando cantan " Somos costeros" o "De la Isleta al Refugio..son los hombre valientes. ¡Que Dios los guarde!. Así es el misionero, gente valiente, que dejando su tierra, su familia encuentra un nuevo mundo de seres humanos con los que compartir la fe y la vida. Me siento muy feliz cuando recibo mensajes de niños, jóvenes o personas mayores, con las que he compartido mi existencia en estos 45 años en Venezuela. De algunos sectores populares de Caracas, de Sierra Imataca, junto al Orinoco, me llegan mensajes de quienes son mis amigos en Cristo. Con ellos, los indígenas guaraos, campesinos, gente sencilla de los sectores populares, antiguos alumnos, y hoy profesionales, seguimos trabajando, como hijos e hijas de Dios en la construcción de un mundo mejor.
Dios les bendiga a ustedes y a sus seres queridos.
José Antonio Santana cmf.
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