"Las vocaciones nativas son fruto de las vocaciones misioneras" Entrevista a Mons. Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española.
¿Puede comentarnos brevemente el lema escogido para esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Jornada de Vocaciones Nativas, “Hágase tu voluntad – Todos discípulos, todos misioneros”?
La Iglesia universal ha convocado un año de la oración para preparar el Año Santo que se celebrará en Roma en 2025; ha sugerido el padrenuestro como pauta para la oración. Por eso el “Hágase tu voluntad”, parte del lema que expresa la disponibilidad obediente de Jesús al Padre. La Iglesia española prepara un congreso sobre la Iglesia “asamblea de llamados”, todos discípulos, todos misioneros. El lema recoge ambos acontecimientos con un mismo aliento vocacional.
¿Por qué es importante resaltar el valor de la oración en ese ámbito vocacional?
La oración expresa deseo y confianza: deseo de conseguir lo que se pide y confianza en el amor providente de Dios. Es muy importante que el Pueblo de Dios desee de verdad las vidas vocacionales que solicita. Por eso, es crucial que la oración sea verdadera, y que aquello que el orante pide, esté dispuesto a ofrecerlo si el Señor, escuchando la oración, se la devuelve en forma de llamada.
Las vocaciones locales que surgen en los territorios de misión y que solemos llamar “nativas”, ¿en qué “nos tocan” a nosotros?
La Iglesia es un Pueblo, una misteriosa comunión. Las vocaciones nativas son fruto de vocaciones misioneras de hombres y mujeres que dejaron su tierra y sembraron el Evangelio para formar comunidades. La implantación de la Iglesia no es plena si no da frutos vocacionales. En nuestro momento de sequía vocacional, las llamadas vocaciones nativas son estímulo y altavoz de la llamada que Dios nunca ha dejado de realizar también entre nosotros.
En esa misma línea, y con vistas a la cultura vocacional que se quiere promover desde el Servicio de Pastoral Vocacional, ¿qué nos puede enseñar la abundancia y vitalidad de las vocaciones en las Iglesias que están constituyéndose?
La confianza en Dios, el revisar nuestro estilo de vida, también nuestra mediocridad; pero, sobre todo, acrecentar el deseo de operarios para la abundante mies de nuestro mundo. Si nuestras comunidades no desean el perdón o la eucaristía, no desean la transmisión de la vida o no tienen celo evangelizador, es difícil que surjan las vocaciones que el Señor está dispuesto a conceder si se lo pedimos en serio.
¿Cómo podríamos facilitar la cercanía, más aún, la comunión entre las vocaciones de aquí y las de la misión?
Precisamos crecer en catolicidad; para ello, nos es bueno establecer alianzas y contactos concretos con Iglesias locales de otros lugares. Hacerlo nos vendrá bien asimismo en todas las dimensiones de nuestra vida eclesial y social.
A la luz de todos estos aspectos que nos ha ido señalando, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de la Obra de San Pedro Apóstol ¿qué se aportan la una a la otra?
Francamente, creo que se trata de una misma jornada para promover la vida como vocación en la Iglesia local y en la universal. Vocaciones Nativas supone un altavoz a la llamada que en todo lugar se escucha. Llama también a la gratuidad y generosidad en la petición. No pedimos solo para nosotros, sino también para otros. También la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones ayuda a caer en la cuenta de que los países llamados “de misión ad gentes” no necesitan solo ayudas materiales, sino personas que consagren su vida a la edificación de un Pueblo.
Por Rafael Santos
Revista Illuminare, abril 2024