Cambiar la mirada

Día 2. Conociendo las 2 caras de la ciudad de Songo.

Hoy hemos empezado nuestro día bien temprano, como empieza la vida aquí en Mozambique y en tantos lugares de África y Asia. Cuando sale el sol es la señal de que hay que ponerse en marcha, de que hay que funcionar, de que la vida comienza y con ello los trabajos, las tareas cotidianas, las labores que cada uno tiene encomendadas o tiene que hacer en casa, en el trabajo, allá donde se encuentre. Esta vez nosotros no hemos acompañado mucho porque nos levantamos un poco más tarde debido al cansancio pero ya a partir de mañana comenzaremos nuestra jornada a las 6, pues como hace la gente aquí, como decíamos.

 

Hoy ha sido un día de visitar, de conocer, de picotear, como decíamos en nuestra oración, pues lo que vamos a vivir y compartir durante estos días. Hemos visitado Songo, una ciudad que se encuentra al norte de Mozambique, exactamente noroeste de Mozambique, haciendo frontera con los países de Malawi, Zimbabwe, que está muy muy cerquita de aquí. Songo es una ciudad que también, nos decía Manolín, está por encima del estándar de Mozambique.

 


La verdad es que cuando llegamos ayer nos sorprendió mucho, muchísimo, la cantidad de luz que había y es que aquí se encuentra la sede de la mayor hidroeléctrica del país, que es casi un pequeño país dentro del mismo Mozambique. La propaganda que ponen los carteles dice que Cahora Bassa, el nombre de esta impresionante presa que hoy hemos visitado, es el orgullo de Mozambique y creo que pueden estar orgullosos de ella. Una construcción de los años 70 que comenzaron los portugueses, que eran los que tenían a Mozambique como colonia y que devolvieron al estado mozambicano en el año 2007.

 

  

Hasta ese año la presa de Cahora Bassa pertenecía a Portugal y a partir de ese año los mozambicanos asumieron las tareas de llevar adelante esta gran obra. Una obra que, como hemos dicho, pertenece a esta empresa hidroeléctrica y que, para que tengan algunos datos, o uno que es muy significativo, pues produce electricidad básicamente para Sudáfrica, el país que está a 1.800 kilómetros de la presa. El 68% de lo que produce esta gran construcción va a parar al país austral.

Un 20% se queda en Mozambique, un país que, para que nos hagamos una idea, es casi el doble de lo que ocupa España. Pues solamente el 20% de lo que produce esta presa se queda en este país. Y lo demás se marcha a Zimbabue, otro de los países, como hemos dicho antes, limítrofes.

Cahora Bassa es la presa que da de comer, da mucho trabajo, da muchas tareas y responsabilidades a las personas de Songo, una ciudad que, como decía, está por encima del estándar de Mozambique. En el paseo de hoy tuvimos oportunidad de conocer las dos caras de esta ciudad. La cara A, aquellas casas, chalés, viviendas que nada tienen que envidiar de nuestros hogares de las Islas Canarias.

Cuando paseamos por ahí, pues son grandes avenidas, con jardines, con antenas parabólicas, aire acondicionado. Bueno, todas las comodidades que podemos tener. Como he dicho, es un país dentro de este gran país, con centros de salud, con sus supermercados, con todo aquello que podemos imaginar que facilita la vida a los 750 trabajadores de esta empresa.

Pero la cara B, que fue la primera que vimos, nos habla de un Songo como muchos pueblos y ciudades de Mozambique, en el que la vida es muy muy muy dura. Pues niños pequeños, muchísimos niños pequeños, caminando por la calle solos, no abandonados, sino sin necesidad de que papá o mamá estén encima. Muchos hogares muy muy humildes, casas hechas muchas de ellas de adobe, los techos de paja.

Y las casas que ya tienen un poco más de nivel, por decirlo de alguna manera, pues hechas con ladrillos de adobe. Que se hacen aquí mismo. La gente cocina con carbón, a pesar de tener la electricidad gratuita, pero que no llega a estas casas, a este tipo de viviendas.

 


La gente vive, o algunas veces mal vive, pues con una economía subsistencia, vendiendo en el mercado que también visitamos, pues los productos que sacan del campo, que sacan de Zambeze, el gran río que pasa aquí al lado. Pues todas esas prendas de vestir que nosotros enviamos también a veces, creo que muchas de ellas van a parar a África y van a parar a estos mercados, para que la gente pueda tener unos ingresos. En fin, una vida muy muy sencilla y también hablamos elaboración muy muy muy dura.

 


Nos ha impresionado ese cambio de acera, de estar en un lado, en el África más pobre, el África más necesitada, el África con personas que tienen que buscarse el día a día. Y el otro cambio, que decía, cruzar la calle, cruzar la acera, ver y descubrir un África, pues creemos y hablamos que con muchas posibilidades, que ahora mismo disfrutan muy pocos, pero que si la gente supiera organizarse mejor, si esto que produce Cahora Basa, esta presa, se repartiera de forma más equitativa, ofreciera oportunidades, Mozambique, como cualquier país de África, de América del Sur, de muchos de Asia, sería un país en el que se podría vivir dignamente, en el que se podría vivir bien, con las necesidades esenciales cubiertas, especialmente la alimentación, la vivienda, el vestido y tener un trabajo que ayude a cumplir y a tener esos objetivos hechos. Hemos visitado esta presa también esta tarde, como hemos dicho al principio, es una obra impresionante, una obra de ingeniería digna de visitar.


 

Esta presa se convierte en el quinto lago artificial más grande de todo el continente, y eso son palabras mayores, y hemos tenido la oportunidad de conocer su funcionamiento, lo que aporta a la ciudad, lo que aporta al país y lo que aporta a otros países. Hemos terminado el día celebrando la Eucaristía, aquí todos los días a las seis se celebra la cena del Señor, y después de misa hemos tenido la ocasión de hablar con algunas de las personas que han participado en ella, conocer sus vidas, con nuestro portugués torpe todavía, como decíamos ayer, pero que nos ha permitido acercarnos a estas vidas, que como hemos dicho son duras, estas vidas que también son muy interesantes conocer desde el punto de vista de estas personas, de estos cristianos, de estos católicos, que nos hablan también de un Jesús con el que conviven y viven de una manera, como decíamos ayer, muy diferente. Son celebraciones dinámicas, son celebraciones vitales, son celebraciones llenas de música, de baile, y nos ha dicho Manolín que todavía a lo mejor está por llegar la celebración de mañana sábado, y el próximo domingo son celebraciones que dice que no vamos a olvidar nunca.

 

Siempre terminamos estos días con una pequeña evaluación en la que valoramos cómo ha sido la jornada, y una de las cosas que hemos destacado hoy es esa mirada que tenemos que cambiar, una mirada que desde nuestros ojos occidentales, desde los ojos de la Iglesia de Europa, pues ve las cosas a veces con un velo por delante. A ver si esta experiencia nos permite mejorar esa mirada y permitirnos ver toda la riqueza que hay en nuestra Iglesia y que hay en la humanidad. Y se me ha olvidado comentar, también esta mañana tuvimos una entrevista con la emisora de Gáldar, en la que hemos podido compartir con Eulalia qué tal va nuestra experiencia.

 


La verdad es que hemos podido hablar básicamente de las primeras impresiones, de cómo nos hemos sentido en esta primera toma de contacto, pero nos hemos comprometido que a la vuelta podamos ya hablar de la experiencia completa. Así que agradecemos a Eulalia también esa oportunidad que nos ha dado de contactar con ella. Nos hemos unido a Manolín, porque Manolín todos los segundos viernes de cada mes tiene un espacio.



Pues esta vez ha coincidido que estamos aquí y nos hemos unido a él y a sus reflexiones sobre el país y sobre lo que él hace. Así que nada más por hoy. Seguiremos el próximo día, es decir, mañana.

 

Un saludo desde Songo, Mozambique.



Entrevista en Radio Gáldar