La fiesta del Señor

 Día 4. La fiesta del Señor

Hola, buenos días o buenas noches desde Mozambique. Aprovechando el descanso del partido que estamos viviendo con algunos de los jóvenes de Songo, pues vamos a mandar lo que ha sido el día de hoy, hoy domingo. Hemos celebrado una Eucaristía que creo que va a permanecer en la memoria de todos nosotros durante mucho tiempo, si no es para siempre. Una Eucaristía que ha empezado pronto, a las ocho de la mañana. Volvemos a decir que aquí el día empieza muy pronto, prácticamente cuando sale el sol. Una Eucaristía que si nos ponemos a pensar en las nuestras de allí, de nuestras Islas Canarias, pues no sabemos cómo compararla, ¿no? Es una Eucaristía multitudinaria, cientos de personas de todas las edades.

Misión Mozambique 24


Una Eucaristía que empezó a las ocho y acabó prácticamente a las diez y media. Y una Eucaristía que ha estado llena de alegría, fiesta, vitalidad, canción, danza, y un largo etcétera de acciones que han hecho de ella una celebración viva, una celebración que nos ha llenado el corazón a todos los que por primera vez asistíamos a una celebración de la Eucaristía al estilo africano. Hemos salido de ella con el corazón henchido.

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Uno de los momentos fuertes de esta Eucaristía ha sido el momento de la acción de gracias. En el que los que estamos por aquí nos ha tocado bailar. Aquí cuando se hacen ofrendas, y alguna vez lo hemos visto en alguna celebración de nuestra diócesis, pues un grupo de personas va danzando desde el fondo de la iglesia hacia adelante, hacia el altar donde el sacerdote las espera para acoger.

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Es el momento de la acción de gracias pero son ofrendas. Entonces esta vez nos ha tocado ofrecer, y no sé si ofrecer sino dar, donar, regalar, todos esos ornamentos litúrgicos que durante el tiempo previo a nuestra venida a Mozambique, pues la gente, personas concretas, comunidades e iglesias de un lado y otro de nuestra isla, han ido donando. Ha habido de todo.

Sería un largo listado de objetos litúrgicos que hemos dado. Estolas, casullas, vinajeras, hasta un incensario nuevo, nuevo, nuevo. Para que se hagan una idea, nos pidieron ese material porque el que está aquí, concretamente en Songo, es de los tiempos de los misioneros combonianos, que llegaron aquí en torno a los años 70.

El último material que Manolín nos dice que tiene memoria, que se adquirió, fue en esos tiempos de los misioneros combonianos de los años 80. Así que esta llegada de material nuevo, que ha desbordado todas sus provisiones, pues ha sido algo fantástico que la gente hasta se hacían fotos con ello. Es algo que no podemos pensar allí.

Y muchos jóvenes no creo que tengan mucha intención de hacerse unas fotos al lado de unos objetos litúrgicos, pero aquí ha sido algo impresionante. De hecho, la mayor parte de los jóvenes, ellos y ellas, que se hacían fotos con estos objetos litúrgicos, eran acólitos. Estas figuras que en nuestra iglesia se dedican a ayudar a los que son monaguillos.

Hay aquí incluso una escuela de acólitos, en la que se forman niños y niñas, y jóvenes y menos jóvenes, a formar parte de este grupo que ayuda, como he dicho, a los monaguillos. Aprovechamos para agradecer a todas las personas, parroquias, grupos, que han aportado este material litúrgico, que tanto bien va a hacer aquí.

Luego, a final, saludos, fotos. Los niños y niñas que hemos ido conociendo estos días, pues se acercan a darte un abrazo, a saludarte, a complementar, como se dice en portugués. Así que se nos ha ido la mañana después de la Eucaristía, pues saludando a estas personas.

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Así ha pasado la mañana. Una larga Eucaristía, una preciosa Eucaristía, y una Eucaristía, como he dicho, que tardaremos tiempo en olvidarla. El día ha continuado, de nuevo, con actividades con los distintos grupos que trabajan en Songo.

Especialmente hoy ha sido un momento importante para el grupo de jóvenes que ha estado aquí, en esta misión, toda la mañana y prácticamente toda la tarde. De hecho, como he dicho hace un momento, algunos jóvenes todavía siguen aquí porque están viendo el partido de la final de la Copa de Europa. Están con nosotros, animando, como si no lo supieran, se imaginan que a España, con los gritos de yo soy español y vamos, vamos, vamos, y chacho, chacho, chacho, y pío, pío, pío.

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Eso es culpa de Manolín. Bueno, la tarde, como decía, la hemos dedicado también a participar o a echar una mano, colaborar, bueno, algo puntual, con el grupo de Cáritas de aquí. Un grupo de Cáritas que está compuesto, si no recuerdo mal, por 22 mujeres y hombres que vienen aquí la tarde del del domingo a preparar los paquetes que luego van a entregar. Paquetes de comida y paquetes, pues, de objetos de primera necesidad. Esta vez el paquete era muy sencillo, pero yo creo que es el que hacen siempre. Consistía en pasta, azúcar, sal, arroz, jabón, aceite y, pues, algunas prendas de vestir de, pero ya no era para todo el mundo, de donaciones de las mismas feligreses de aquí.

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Hemos echado una mano, como hemos dicho, pues eso, puntual, a elaborar esos paquetes, pero nos ha servido sobre todo, pues, para conocer cómo funciona aquí Cáritas. Tienen un pequeño almacén aquí, en una de las dependencias de la misión, en el que guardan, pues, todo lo que he dicho, pero aparte otras cosas como libros, sillitas de paseo, cunas, en fin, un montón de cosas. Atienden, en la actualidad, a 83 familias. Ellos entienden por familias, pues, desde grupos de familiares, como los que conocemos, a personas ancianas, a personas viudas, a grupos de niños huérfanos, en los que, y esto nos impresionó y nos llamó mucha atención, en los que el hermano o la hermana mayor hace el papel de papá y de mamá. Bueno, pues todos estos grupos son los que atienden, 83 familias. ¿Y por qué no pueden llegar a más? Nos decía Manuela, la encargada de Cáritas de aquí, que a ellos les gustaría llegar a muchas más familias, pero bueno, que llegan hasta donde llegan y lo hacen, de verdad, con un amor y un primor.

Nos llama la atención también que muchas personas que estaban esta mañana cantando en la Eucaristía, por cierto, un coro alucinante, mandaremos alguna canción para que lo vean, algún vídeo, pues también participaban en Caritas, pero es que también participan en acciones de catequesis, y es que también participan en la Pastoral de la Salud. Hemos visto una vitalidad, estamos viendo una vitalidad tremenda en esta iglesia de Songo. Mucha gente, muchísimos voluntarios, muchísimos trabajadores, que están aquí haciendo que la iglesia católica se haga presente en esta parte del mundo.

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Y después de echar una mano, o más bien conocer cómo funciona Cáritas aquí, pues hemos terminado el día jugando con unas niñas que conocimos ayer, que son las niñas que vienen del otro lado del Zambeze, que están acogidas en el internado del que hablábamos ayer. Este grupito de 16 niñas que tienen la costumbre de pasar por aquí también la tarde del domingo, salir a dar un paseo, pues esta vez les tocó venir aquí. Y hemos estado jugando con ellos, Norberto y Gabriel, creo que fueron ellos dos los que tuvieron la magnífica idea de traer un paracaídas. Ha sido algo que para ellas ha sido asombroso. Y han disfrutado pues como disfruta un niño, o una niña de esa edad. También acompañamos unos vídeos y una foto para que vean lo bien que se lo pasaron.

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Y jugar, y jugar, y jugar. Para ellos y ellas todo era sorpresa. Lo que para nosotros es, uff, otra vez esto, con nuestros chavales y chavalas de allí, ¿de verdad que me vas a poner a jugar con esto? Aquí todo era un constante asombro, desde las simples pompas de jabón que salen volando, pues hasta saltar a la comba, o juegos de mesa de los de toda la vida.



Una tarde también maravillosa, divertida, en la que no nos hemos cansado de ver esas caras alegres de muchos niños y niñas que han pasado con nosotros, o mejor dicho, nosotros con ellos y ellas, pues casi dos horas en esta tarde. Y nada más, hemos llegado al final del día con los jóvenes, viendo el partido, compartiendo unas bebidas, unos frutos secos, y nuevamente charlando, charlando, charlando, y conociendo sus vidas, sus preocupaciones, sus deseos de futuro, y también como ellos viven la fe. Porque al contrario de lo que sucede en nuestro país, o en Europa, no tienen ningún problema en hablar de lo que creen, cómo lo creen, y cómo lo practican. La verdad es que creo que también esta iglesia nos enseña que la fe en Jesús, la buena noticia, pues tiene que proclamarse, que fue lo que nos dijo el mandato, id y anunciad a todos los pueblos. Pues ellos y ellas, sin salir de aquí, lo están haciendo, incluso con nosotros, los que venimos de la vieja Europa, también estamos escuchando una nueva forma de ver y de vivir la buena noticia. Y nada más por hoy.

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El día ha sido largo. Largo porque hemos hecho muchas cosas, pero también porque hemos madrugado mucho. A las seis, nos estamos levantando a las seis, seis y cuarto, a las seis y media, y comenzamos el día con una oración, y después ya estamos desayunando a las siete, y a las ocho empezamos las actividades.

Esta tarde, o ya casi a la última hora, hemos ordenado el material que hemos traído para tenerlo listo, porque mañana ya nos distribuiremos en las acciones de colaboración y voluntariado que tenemos. Somos dos grupos de tres. Por la mañana, un grupo irá al internado, y otro grupo va a ir a la escuela infantil, y por la tarde, pues otro grupo de tres, cambiamos de grupos para poder tocar todas las teclas posibles, irá a colaborar con Cáritas en ese reparto de alimentos que hoy se preparó, y otro grupo irá a la cárcel a estar con los presos y también hacer algunas actividades, sobre todo de carácter lúdico, y también unas actividades de elaboración de artesanías para que luego ellos las puedan vender y poder conseguir su sustento.

Allá donde no llega el Estado, allá donde no llega la dirección de la prisión, pues son ellos mismos los que tienen que buscarse la vida, y les intentaremos enseñar a hacer algunas artesanías muy sencillas para que puedan venderlas. Como creo que también dije ayer, nos traeremos todo lo que hayan hecho ellos para que Manolín, que vuelve con nosotros y va a pasar un par de meses allí, pues pueda ofertar estas artesanías, venderlas, y con el dinero que consigamos, pues traerlo de vuelta a la prisión de Songo, para que la vida de estos presos sea un poco más digna y sea un poco mejor. Pues nada, me despido.

 

Buenas noches a todos y seguiremos mañana. Un saludo a todos y a todas.