Manos a la obra

Día 5. Manos a la obra

Buenos días, para quien vea esto por la mañana, que lo lea, que lo escuche, hemos terminado un día más en Songo, nuestra experiencia de misión. Hoy por fin hemos puesto en práctica todo aquello que hemos ido conociendo estos días pasados, Cáritas, la prisión, el internado, la obra de las hermanas en la escuelita, toda la teoría que estos días hemos ido aprendiendo, pues hoy por fin la hemos puesto en práctica. Para el trabajo nos hemos dividido en dos grupos de tres personas y cada uno de estos grupos pues ha ido a trabajar a algunos lugares. Por la mañana un grupo fue a prestar su voluntariado, su ayuda a la escuela infantil que tienen las hermanas franciscanas y otro grupo hemos ido al internado donde están las niñas que vienen del otro lado del Zambeze.


 

La verdad es que cuando nos hemos visto por la tarde, porque ni siquiera hemos comido juntos, porque en el internado comimos allí con las niñas, pues hemos puesto, como he dicho, esa puesta en común durante la sobremesa, pues hemos puesto en manifiesto que de verdad una cosa es la teoría, como decía al principio, y otra cosa la práctica. Los que venían de la escuela venían agotados, fundidos, porque no me han dicho exactamente el número, pero muchos, muchos niños y niñas de tres, cuatro y cinco años han estado allí dándoles mucha caña. Han podido tirarse al suelo, han podido cantar, bailar, dejar que los niños se suban encima, pintar... Bueno, cansados, cansados han vuelto porque la experiencia ha sido agotadora. Han disfrutado mucho, yo creo que todos han disfrutado mucho, los niños, Mildred, Norberto y Gabriel, que fueron los que estuvieron por allí, y mañana que volverán tendrán todavía más ganas de seguir jugando y disfrutando de estos pequeñajos.


 

Lo cierto es que las aulas donde trabajan, junto con las hermanas, profesores y profesoras, están decoradas de una manera exquisita y muy delicada, propia para las clases de niños tan pequeños. Muy bonito, muy ilustrativo, muy colorido, sobre todo eso, colorido, si tuviese que buscar una palabra era colorido, alegre y vivo. Creo que son palabras que ya he ido diciendo en muchas ocasiones, que aquí todo está lleno de vida, todo está lleno de color, todo está lleno de marcha y ya me he perdido.



Bueno, pues eso, que todos han vuelto contentos y mañana tendrán que volver a repetir esa experiencia si les quedan fuerzas. Los que hemos ido al internado hemos tenido una vida más tranquila. Aquí en Mozambique los niños van por turnos a las clases.


Tienen, creo, tres turnos por la mañana y dos o tres también por la tarde, de tal manera que, dependiendo de la clase a la que vayas, pues vas en un momento o vas en otro. Entonces, cuando hemos llegado al internado, pues solamente faltaba una niña que estaba en clase y todas las demás estaban allí, en total quince. Nosotros hemos ido, Faina, Félix y yo, hemos ido pues con juegos, con un taller de pulseras, con abalorios llenos de color, muchos de ellos donados por muchos de ustedes, de los que estarán leyendo y/o escuchando esto.

Y hemos pasado una mañana pues entretenida, divertida. Nos ha llamado mucho la atención que, según llegábamos allí al internado, han salido pues a darnos abrazos, muy fuertes además, cuando abrazan, abrazan de verdad. ¿Vale? Nuestros abrazos de compromiso que damos, sino un abrazo sentido, lleno de calor, lleno de acogida y con una cara, bueno, pues ya verán en las fotos.

Todo ojos y todo dientes, dientes blanquísimos, que son los que muestran cuando les sale la alegría por la boca. Pero luego, cuando hemos entrado dentro, lo llamativo es que parecía que no había nadie. Es decir, han trabajado en silencio, han comido en silencio, les costaba un poco interactuar con nosotros.

 


Cuando alguien nos decía que de primeras, pues aquí la gente no va a entrar al juego. ¿Vale? Si tú vas así un poco una broma o algo divertido, pues muchas personas se quedan muy serias, especialmente los niños y las niñas, se quedan muy serias, como si estuviesen enfadados, pero que a medida que van cogiendo confianza, pues la cosa cambia. Estas niñas, como decíamos, vienen del otro lado del Zambeze, son las niñas que están en esos pequeños poblados que Manolín visita todas las semanas y creo que también lo hablamos, la propuesta era que viniesen aquí a estudiar, lo decíamos ayer.

Especialmente las niñas, las mujeres, para darles ese empoderamiento que aquí en Mozambique, pues están muy atrás en muchos temas, especialmente en el educativo. Los abolorios se han convertido pronto en pulseras, que han disfrutado, que les han parecido divertidas, que les han llenado de alegría, porque eran también, como he dicho, muy coloridas y creo que habrán ido a la escuela, al colegio, muy orgullosas de su trabajo, porque lo han hecho ellas. Como hemos dicho, compartimos la comida con las tres personas que cuidan de este internado y que ya hemos hablado de ellas y también con dos jóvenes de aquí que han venido a acompañarnos.

 


Por la tarde hemos ido a las otras experiencias, Mildred, Félix y Norberto fueron a Cáritas para llevar los paquetes que estuvimos preparando ayer. Gabriel, Faina y yo estuvimos en la prisión, en la cárcel, de la que también hemos hablado, aunque ahora hablaremos un poquito más. Los que han vuelto de Cáritas han vuelto muy impresionados, nos han dicho, contaban que ha sido una experiencia dura, dura, dura, porque lo que se ha encontrado ahí, la práctica, poco tiene que ver con la teoría, es decir, no es lo mismo que nos digan que atienden a 83 familias a entrar en la casa y conocer a una de esas familias. Ha sido un gran shock, lo cierto es que venían tocadillos, porque no se lo esperaban.

 


Básicamente ha sido ese choque de oír números, al ver que esos números son personas con sus necesidades, con sus carencias, con sus pobrezas y lo que contaban pues eso, aunque insista en la palabra, ha sido muy duro. 


Los que hemos estado en la prisión pues hemos tenido más suerte, aunque suene un poco contradictorio. Empezamos los tres que íbamos hablando con la directora, una chica encantadora, lleva toda su vida trabajando en este campo y nada, nos metió en su despacho y estamos hablando junto con mandolín, claro, de lo que significaba para ella que desde España hubiésemos pensado en ellos, que hubiésemos pensado en qué artesanías podíamos enseñarles a hacer para que pudiesen sacar un dinero y, como decíamos el otro día, poder comer. Que hubiésemos pensado en ellos para hacerles compañía y dedicarles unas horas, cinco tardes, que no vamos a estar más.

Bueno, ha sido todo una gran alegría para ella y mucho, mucho agradecimiento. Muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias. Tenemos que confesar que al principio íbamos con cierto, no sé si la palabra es miedo, pero sí cierto, uf, una prisión, uf, gente, vale, seguramente como la misma directora nos decía que la gente no mira con buenos ojos a la gente que está en la cárcel y la gente tampoco mira con buenos ojos cuando salen de la cárcel, cuando ya son libres y ya han pagado pues la deuda que han tenido con la sociedad.

 


Hemos trabajado con ellos haciendo esas manualidades, unas pulseras que queremos que llevar para España y vender. Yo he trabajado con un grupo de 10, de reclusos,10 personas, voy a poner la palabra personas, vale, 10 personas y aunque hemos empezado torpemente, pronto han sido el truco. Creo que el pueblo africano es un pueblo muy, muy, muy artista, muy creativo y no han tardado nada en coger esa dinámica de unos simples nudos.


La verdad es que no les estamos enseñando gran cosa, ¿no? Pero para ellos ha sido como decir, oye, que esta gente ha venido aquí a enseñarme esto para que yo pueda ganarme un dinero y pueda subsistir. Diez personas participaron ahí y otras unas 15, 20 pues se estuvieron jugando con Faina, a juegos de mesa, un ping-pong que nos compró nuestra querida Nazaret, un ping-pong portátil, vale, y han gozado.

 

 

Y nos llamó la atención una cosilla, allí había tres funcionarios, uno armado, vale, y dos sin pistolas y sin ningún tipo de arma. Y uno de los funcionarios se unió a jugar al ping-pong con estas personas, ¿no? Y nos gustó, nos gustó esa imagen, ¿no? También pasaban de vez en cuando para el otro grupo de las artesanías a preguntar cómo iba, qué tal estaban quedando las cosas, que si les gustaba. Bien, y estas personas que están haciendo las artesanías, pues les enseñaban con orgullo su trabajo, lo que estaban haciendo.

 

Así que la verdad, todo ese miedo, todas esas dudas, todas esas cosillas que teníamos al principio, pues se han ido disipando a lo largo de las casi dos horas que hemos estado con ellos. Hemos pasado un buen momento, hemos charlado, hemos hablado de algunas cosas personales, lo hemos pasado bien, algún chiste que otro, con nuestro portugués precario, pero bien, bien, bien, muy bien. La verdad es que muy contentos también de esta experiencia.

 

Y a la vuelta, pues a compartir la Eucaristía. Todos los días tenemos Eucaristía a las seis de la tarde. Entre diario viene menos gente, pero sigue siendo una Eucaristía alegre, marchosa, sentida y mostrando que la fe se puede vivir con mucha alegría, con mucha música y con mucha diversión.

Y nada más, hoy sí que estamos cansados, muy cansados, claro, la fiesta de hoy del partido, la semana que ya llevamos desde que salimos de casa, las emociones fuertes que estamos viviendo y cómo las afrontamos, las pocas horas de sueño. Estamos en pie desde las seis, seis y cuarto de la mañana, y con el día lleno, lleno, lleno de actividades. Queremos llegar a todo, queremos disfrutar de todo, y queremos que esta experiencia misionera, esta experiencia de anunciar la buena noticia de Jesús <<Ad Gentes>>, a los demás, pues vivirla a tope.

Bueno, yo creo que el cansancio va a estar, porque es así, porque pensamos que estamos en julio, julio significa vacaciones, y vacaciones significa levantarse un poco más tarde, pero decimos en la cena que, nada, para adelante con todo, que esto hay que vivirlo, pues eso, al cien por cien, y disfrutarlo al otro cien por cien. Mañana comenzaremos el día con nuestra oración, que es también la que nos da fuerzas, por la mañana pedimos por las actividades que vamos a hacer, por las personas que hemos conocido, por nuestros familiares y amigos que están lejos, porque siempre hay un cumpleaños que mencionar o una persona que ha sufrido alguna pérdida, vale, así que les tenemos también muy presentes a todos ustedes, sabiendo que ustedes también nos tienen presentes a nosotros. Así que nada más, aquí son solamente las ocho y media de la tarde-noche, cuando aquí es de noche, ya a partir de las cinco y media, seis menos cuarto, ya empieza a anochecer, pero el día es larguísimo, larguísimo, larguísimo. Bueno, pues nada, lo dicho, buenas noches, o buenos días, para ti que nos lees por la mañana, un saludo de este grupo misionero.