Penúltimo día en Songo

Día 17 Penúltimo día en Songo


Hoy nos despertamos antes del amanecer para participar en un viacrucis con los jóvenes de la comunidad. A las cinco y media de la mañana, comenzamos nuestra ascensión a un monte cercano, cargando una cruz que fue pasando de mano en mano. La experiencia fue visualmente impresionante y espiritualmente enriquecedora, culminando con la colocación de la cruz en la cima justo cuando el sol comenzaba a iluminar el horizonte.

Misión Mozambique 24



Nuestra jornada de despedidas comenzó en la prisión local, donde volvimos a dejar materiales y recibimos un regalo muy especial: una alfombra confeccionada con trocitos de tela formando la bandera de nuestro país. Este gesto nos conmovió profundamente, simbolizando el vínculo y el recuerdo que mantenemos con estas personas.

MIsión Mozambique 24


Luego nos dirigimos al internado, donde compartimos un desayuno con las niñas. Aunque sabíamos que las veríamos mañana en la Eucaristía, este momento fue especialmente emotivo. Nos despedimos con abrazos, fotos y palabras de cariño, conscientes de la importancia de este lugar para el futuro de estas jóvenes.

Misión Mozambique 24


Al mediodía, nos reunimos con las hermanas que nos han cuidado durante nuestra estancia. La comida fue un momento distendido y lleno de agradecimiento. Recordamos los muchos detalles y gestos de cariño que han tenido con nosotros, haciendo de esta misión una experiencia aún más especial.

Por la tarde, asistimos al consejo pastoral de la iglesia de Songo. Fue interesante y significativo conocer de primera mano los desafíos y avances de la comunidad. La sesión se extendió hasta casi las seis de la tarde, justo a tiempo para la Eucaristía con los jóvenes. La misa fue seguida por una adoración al Santísimo, ambos eventos preparados con mucho esmero y devoción.

Misión Mozambique 24  Misión Mozambique 24


La jornada culminó con una cena de despedida organizada por los jóvenes. Prepararon un delicioso asado con pollo, cabrito, papas fritas y ensalada. Fue un momento de alegría y camaradería, lleno de abrazos, fotos y buenos deseos para el futuro.

Este día estuvo lleno de emociones, desde la tristeza de las despedidas hasta la gratitud por todo lo vivido y compartido. Mañana, celebraremos nuestra última Eucaristía en Songo antes de partir hacia Tete para nuestra última noche en Mozambique.

Queremos agradecer a todos por sus oraciones y apoyo durante esta misión. Ha sido una experiencia transformadora que llevaremos siempre en nuestros corazones.